La autoestima y la ansiedad

La intrincada danza entre la autoestima y la ansiedad

Alicia Lantigua

4/30/20243 min read

Durante décadas, la psicología ha explorado la fascinante relación entre la autoestima y la ansiedad. En el pasado, se percibía como una calle de un solo sentido, donde la baja autoestima conducía inevitablemente a la ansiedad. Sin embargo, la investigación moderna revela una conexión mucho más compleja y matizada, donde ambas variables se entrelazan e influyen mutuamente de diversas maneras.

Desentrañando la autoestima: El cimiento de nuestra autopercepción

La autoestima, esa brújula interna que guía nuestra autovaloración, se define como la percepción que tenemos de nosotros mismos. Abarca un espectro que va desde la grandiosa confianza hasta la profunda inseguridad, englobando nuestros valores, creencias y capacidades.

Por el contrario, una autoestima baja implica una visión negativa o distorsionada de nosotros mismos. Nos susurra mensajes de incompetencia e inadecuación, alimentando sentimientos de inseguridad y merma nuestra capacidad para enfrentar el mundo con resiliencia.

Ansiedad: La respuesta natural ante la incertidumbre

La ansiedad, lejos de ser una enemiga, es una respuesta natural e inevitable ante el estrés y las situaciones desafiantes. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva o persistente, sin una causa aparente o desproporcionada en relación al estímulo, puede convertirse en un trastorno mental.

La danza compleja: Cuando la autoestima y la ansiedad se encuentran

Las investigaciones actuales sugieren que la relación entre la autoestima y la ansiedad no es unidireccional, sino que se asemeja a una danza compleja y multifacética. Exploremos sus diversos pasos:

1. La autoestima como escudo protector:

En general, una autoestima alta puede actuar como un escudo protector contra la ansiedad. Individuos con alta autoestima suelen tener:

  • Mayor capacidad para afrontar el estrés: Poseen mejores herramientas para manejar las presiones de la vida diaria, evitando que estas los abrumen.

  • Habilidades superiores para regular las emociones: Son más capaces de identificar, comprender y gestionar sus emociones de manera efectiva, evitando que la ansiedad las descontrole.

  • Visión más positiva del futuro: Mantienen una perspectiva esperanzadora, creyendo en su capacidad para superar obstáculos y alcanzar sus metas.

Estas fortalezas les permiten enfrentar situaciones desafiantes con mayor confianza y resiliencia, reduciendo el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.

2. La baja autoestima como terreno vulnerable:

Por otro lado, la baja autoestima se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar ansiedad. Individuos con baja autoestima suelen:

  • Ser presa de pensamientos negativos: Ruminan ideas que los desvalorizan y alimentan su visión negativa de sí mismos.

  • Dificultades para manejar el estrés: Se sienten abrumados ante las presiones de la vida, lo que aumenta su susceptibilidad a la ansiedad.

  • Visión distorsionada de sus capacidades: Subestiman sus habilidades y dudan de su potencial, lo que los hace más propensos a experimentar ansiedad ante situaciones desafiantes.

3. La autoestima como espada de doble filo:

En algunos casos, paradójicamente, la autoestima alta puede aumentar la vulnerabilidad a la ansiedad. Esto se debe a que las personas con alta autoestima pueden tener:

  • Expectativas poco realistas: Exigen demasiado de sí mismas y se esfuerzan constantemente por alcanzar la perfección.

  • Autoexigencia implacable: Se castigan duramente por sus errores y fracasos, lo que genera una presión interna constante.

Si estas expectativas no se cumplen, pueden experimentar una gran decepción y frustración, desencadenando síntomas de ansiedad.

4. La ansiedad como saboteadora de la autoestima:

La ansiedad también puede afectar negativamente la autoestima. Cuando las personas experimentan ansiedad de manera frecuente o intensa:

  • Dudan de sus habilidades: La ansiedad los hace cuestionar sus capacidades y los llena de inseguridades.

  • Visión negativa de sí mismos: Se enfocan en sus errores y debilidades, alimentando una visión negativa de sí mismos.

Este círculo vicioso de ansiedad y baja autoestima puede ser difícil de romper, ya que cada factor alimenta y exacerba al otro.

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